La defensa y protección de animales consiste en un conjunto de acciones solidarias que desempeñan las organizaciones sin ánimo de lucro para hacerse cargo de la captura y el alojamiento de los animales abandonados, así como de su adopción, sanidad y sacrificio. Además, las asociaciones luchan porque haya medidas legales que juzguen el maltrato animal, prohíban el entretenimiento a costa de su sufrimiento y sensibilizan a la sociedad sobre la protección y la defensa de estos. Estas sociedades se encargan de recoger animales vagabundos o abandonados y estos podrán ser recogidos por sus dueños o adoptados por otros.
Utilizan instalaciones especiales para el depósito, cuidado y tratamiento de los animales abandonados, así mismo recogen animales entregados por sus dueños. Pueden recibir ayudas pero deberán ser declaradas en la administración, también podrán proponer a la administración medidas para mejorar la eficacia de las defensa y protección de los animales. Las ONGs dedicadas a la defensa y la protección de los animales centran sus acciones en el cuidado de los animales abandonados hasta que encuentran un hogar para ellos y a la vez sensibilizan a la sociedad para acabar con el maltrato, el abandono y concienciar sobre la responsabilidad que conlleva tener un animal.
El gran problema que provocó la aparición de este movimiento fue que el maltrato a los animales, que ha existido siempre, adquirió durante la segunda mitad del siglo XX dimensiones nunca antes conocidas. Cuando los nuevos sistemas de producción industrial se aplicaron a la ganadería, la práctica totalidad de la cría tradicional de animales fue substituida por granjas industriales donde los animales son producidos por miles, donde permanecen encerrados durante toda su vida sin espacio para poderse mover, sin salir nunca al aire libre, sin mínimas condiciones higiénicas, sin que nadie retire sus excrementos y siendo atiborrados de antibióticos. Confinar un número tan elevado de animales en esas condiciones pésimas, no sólo provoca grandes sufrimientos a los animales, sino que es también la causa de las crisis de la fiebre aftosa, las vacas locas o la gripe del pollo.
Utilizan instalaciones especiales para el depósito, cuidado y tratamiento de los animales abandonados, así mismo recogen animales entregados por sus dueños. Pueden recibir ayudas pero deberán ser declaradas en la administración, también podrán proponer a la administración medidas para mejorar la eficacia de las defensa y protección de los animales. Las ONGs dedicadas a la defensa y la protección de los animales centran sus acciones en el cuidado de los animales abandonados hasta que encuentran un hogar para ellos y a la vez sensibilizan a la sociedad para acabar con el maltrato, el abandono y concienciar sobre la responsabilidad que conlleva tener un animal.
El movimiento por la defensa de los animales surgió en los años 70 en los países de habla inglesa, y rápidamente se extendió por todo el planeta. Este movimiento se alimenta de una tradición muy antigua, que abarca desde la compasión budista hacia todos los seres vivos, hasta el vegetarianismo de Pitágoras o Empédocles, las protestas de Plutarco contra el circo romano o la convicción de San Francisco de Asís de que los animales son nuestros hermanos. Se nutre también muy especialmente de la Ilustración, de las ideas de una época que luchó por los derechos humanos al tiempo que pedía el cese de la crueldad contra los animales en las voces de Bentham, Hume, Voltaire, Rousseau o Kant. Pero más allá de esta tradición milenaria, el movimiento que surge en los años 70 para defender a los otros animales, responde tanto a problemas nuevos en la historia de la humanidad como a una nueva conciencia social.
El gran problema que provocó la aparición de este movimiento fue que el maltrato a los animales, que ha existido siempre, adquirió durante la segunda mitad del siglo XX dimensiones nunca antes conocidas. Cuando los nuevos sistemas de producción industrial se aplicaron a la ganadería, la práctica totalidad de la cría tradicional de animales fue substituida por granjas industriales donde los animales son producidos por miles, donde permanecen encerrados durante toda su vida sin espacio para poderse mover, sin salir nunca al aire libre, sin mínimas condiciones higiénicas, sin que nadie retire sus excrementos y siendo atiborrados de antibióticos. Confinar un número tan elevado de animales en esas condiciones pésimas, no sólo provoca grandes sufrimientos a los animales, sino que es también la causa de las crisis de la fiebre aftosa, las vacas locas o la gripe del pollo.
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